Esta leyenda cuencana, ‘El farol de la viuda’, cuenta la historia de una mujer que, por un descuido, perdió la razón y cometió un error terrible.
Hasta el día de hoy, se dice que su triste alma sigue desesperada intentando remediar dicho fallo.
La leyenda del farol de la viuda
Se cuenta que en Cuenca, Ecuador, una mujer casada, solía caminar por las cercanías del río Tomebamba todas las noches para encontrarse con un hombre que se había convertido en su amante.
Para que su esposo no sospechara nada, decía con astucia que salía a dar un paseo con su hijo, ya que de lo contrario el niño no podría dormir. Así, valiéndose de ese pretexto, acompañada por su amante y su hijo, caminaba noche tras noche por las orillas del río.
La mujer se había enamorado perdidamente de aquel hombre, y con él todas las noches daba su recorrido, incluso perdiendo la noción del tiempo en ciertas ocasiones. Inclusive, podría pensarse que en su mente, solo se dibujaban las imágenes de ella y su amante, como si solamente los dos existían en el mundo.
Se dice que una de aquellas noches en que se encontraba junto a su secreto amante, al parecer perdió la cordura, cautivada por los sentimientos que aquel hombre le generaba. Pues, en su embeleso, embobada, con sus pensamientos en sabrá Dios que cosas, sin darse cuenta, dejó caer al pequeño niño al río.
Cuando recuperó el juicio, despejando sus pensamientos porque ya debía volver a casa, comenzó a buscar desesperadamente a su hijo.
Como no podía ver claramente, en el oscuro lugar donde había estado a escondidas, para facilitar su búsqueda, sin perder más tiempo, fue a su casa a buscar un farol de petróleo. No obstante, aunque pasó toda la noche buscando en las orillas del río, no logró encontrar a su pequeño hijo.
Al enterarse de lo que había ocurrido, su esposo se llenó de rencor en contra de ella, pero también, fue consumido por la desesperación, la amargura y la pena. Era su hijo, su pequeño hijo, su niño querido, y para aliviar su estado de angustia, decidió quitarse la vida, pensando en la muerte como única opción para poder estar junto a él.
La mujer, que en viuda se convirtió, terminó completamente afectada, trastornada, fuera de sus cabales, por todas las tragedias que surgieron después de su aventura amorosa.
Se cuenta que por las noches se observaba el farol de la viuda, que con su luz la mujer incesantemente buscaba a su hijo por las orillas del río, llorando con angustia y desesperación. Todo el que caminaba por allí experimentaba inquietud, gran temor y tristeza, como si el lugar se impregnara cada vez más con sus penas.
La mujer buscó, buscó y siguió buscando, pero nunca a su hijo encontró. Y un día, el sufrimiento parecía haber llegado a su fin al quitarse la vida para no continuar con su pesar.
Ahora, que ha pasado mucho tiempo desde aquel triste final, todavía hay personas en Cuenca que afirman haber visto en las noches, la luz del farol de la viuda. Que el espíritu de la mujer aparece para asustar a aquellos que aprovechan la noche para ser infieles, no dejando que se encuentren a escondidas tal como ella lo hacía.
Otros dicen haberla visto, pero concluyen que es el espíritu de la mujer viuda atormentada, que sigue vagando por las orillas del río. Y añaden a sus testimonios, que se observa la luz del farol de la viuda, que continúa buscando al niño que perdió.
Espero que el relato de esta leyenda ecuatoriana, sobre ‘el farol de la viuda’, haya sido de tu agrado.
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